En el inicio de los tiempos los Dioses Celestiales una vez ya conformado el mundo, junto con las divinidades se reunieron para establecer territorios y facultades. En el gran templo sobre las nubes y en orden igualitario se sentaron en sus tronos conjuntos, Zuhe el gran Sol que calienta y alumbra sobre cada cosa, Chia la diosa luna, que da abrigo y claridad a las nuevas noches bajo sus pies, Juya, la lluvia que refresca y alimenta a los árboles y las plantas y Polowi, el viento que lleva el polen y mueve arenas.

Sentados frente a ellos en semicírculo a un nivel algo más bajo estaba las divinidades, los que serían enviados a la tierra a crear aún más vida, a su semejanza e inteligencia. Ya lo sabían y estaban preparados y destinados para esa labor, estos poderosos y antiguos subordinados a los celestiales conformaban una cofradía de seres con facultad creadora limitada y en balance, pues ya los animales corrían las praderas y los tepuyes…

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